martes, 4 de noviembre de 2008

Sobre monumentos, héroes y tumbas....



La semana pasada, conversando con alguien, me dijo “¿viste Juan? Es una locura, tiraron la parecita que estaba en la costanera. No puede ser que hagan una cosa así, eso era un símbolo…”.
La verdad es que si bien la opinión es respetable, esa postura me hizo recordar a la cantidad de expresiones que se levantan cada vez que se modifica una parte de la ciudad, pese que antes de que se toque ese espacio, tienen poco uso e incluso sufren ataques de los que pasan por el lugar.
El ejemplo más común para aplicar es el del túnel “Hermanos Secco”, que hasta comisión de apoyo consiguió cuando lo cerrar para hacer el subnivel, pero que mientras estaba abierto era una invitación a la delincuencia, sin olvidar la basura y la mugre que se acumulaba en el lugar.
El lugar fue cerrado porque ya era casi inutilizado y por el peligro que corrían los que por ahí pasaban, pero hay quienes siguen pidiendo que se reabra.
Otro caso es el de la Plaza Ocampo, mega canje al margen, todos aquellos que alguna vez han ido a ese estadio coinciden en que ese espacio hoy es inadecuado para la práctica deportiva, pero no es solamente eso sino que tampoco posee las medidas de seguridad necesarias para un estadio de fútbol, ni baños, ni vestuarios, ni accesos, ni butacas, etc.
Pero cuando se habló de la posibilidad de venderlo para construir algo mejor y que sirva para desarrollar el deporte local, una vez más aparecieron los mismos personajes para criticar y para hacer referencia a la historia de la ciudad. Un hecho similar ocurrió varias veces con el Salón de los Deportes, con el agravante de que ese lugar ni siquiera estaba planificado para ser lo que es hoy…
Cruzo el puente y me voy a Villa Nueva, allá me comentan que están tratando de declarar patrimonio histórico a todas las casonas antiguas de la ciudad para que no se las pueda demoler. El que conoce el casco céntrico de esa ciudad se puede dar cuenta de que allí pululan las residencias de este tipo, muchas de ellas centenarias.
Abandonadas muchas de ellas, el tiempo hizo que se vayan desmoronando de a poco, pero igualmente se decidió preservarlas, así como están ahora semidestruidas.
Mientras tanto en el cementerio, la tumba del fundador de la ciudad está cerrada con una chapa porque se rompió la puerta y nunca se arregló.
Los casos que se pueden enumerar son varios: no me olvido de la maquina de tren de la plazoleta Mundial 78, que fue desguazada hace algún tiempo se me acaba de venir a la mente, lo mismo que el rosedal, que por esas cosas de la vida no tiene más rosas…aunque de eso no se hable tanto como de los edificios, se ve que a los defensores de los ladrillos no les gustan las flores.
No digo que esté mal tratar de preservar la historia de un lugar, al contrario, pero creo que la memoria histórica poco tiene que ver con ladrillos, cal y cemento sino que está más relacionada con el tema de la educación y en eso si se está fallando y si se busca recordar se debe trabajar en eso.

4 comentarios:

Marcelo J. Silvera dijo...

En algunos pasajes de este post vi un atisbo de tu anterior trabajo... ejem...
Bueno, debemos poner en claro algunas cosas: ¿Qué es el patrimonio cultural? ¿qué es patrimonio histórico? (obviamente no es lo mismo uno que otro)¿quién lo determina y bajo qué procesos? ¿Cuándo vamos a tener una política pública que nos indique un norte en cuanto a la ciudad que queremos?
El patrimonio cultural también abarca espacios públicos, los que tomaron trascendencia en tiempo-espacio mediante la valorización que le dio la propia sociedad. Dos casos: La costanera y las peñas (no obviemos este tema para más adelante).
El patrimonio histórico fue determinado por ordenanza municipal tras el analisis y estudio de los edificios de la Villa, realizados por una comisión especializada(que aún debería mantenerse conformada y no lo hace, como muchas otras). En esa ordenanza se nombran los edificios "intocables", pero los funcionarios funcionales a las empresas que tenemos hacen la mirada hacia otro lado y permiten que se demuelan, para luego salir a decir: "quién dio la orden?"... pues ellos!
Construir una ciudad no significa demolerla y empezar de cero, en cualquier país serio los patrimonios se respetan y revaloran, incluso convirtiéndolos en atracción turística. Acá, buscamos un caprichoso futuro imaginado por dos que busca eliminar al pobre: sacamos el camping, no hay carpas, no hay pobres. Sacamos las peñas, no hay vino ni musica, no hay pobres... Una tendencia muy racista que todos niegan...
(continuará)

Anónimo dijo...

Querido mío... la historia de un lugar no se debe "tratar de preservar"... la historia de un lugar se debe preservar!!!. Y estoy de acuerdo con que la manera más eficaz es mediante una educación formal que fomente el respeto por "lo nuestro", por aquello que forma nuestra identidad como ciudadanos, en este caso, villamarienses. Pero la cal, el cemento y la arena materializan objetos, edificios y lugares públicos que ayudan a fomar una imagen en nuestro inconciente, que cuando estamos lejos de nuestros pagos, por ejemplo, y nos acercan una foto de la ciudad podemos decir: sí esta es Villa María!.
Estoy muy de acuerdo con vos Marcelo en cuanto a que "Construir una ciudad no significa demolerla y empezar de cero"... Cada espacio con el paso del tiempo forma su patrimonio cultural, el que debe ser respetado y cuidado, para que las proximas generaciones, con la herencia del pasado, cuiden la permanencia de la identidad y la cultura de un pueblo...
Besos para mi querido periodista!!!
Lucre!!!
P.D.: quiero que devuelvan la parecita de la costanera!!!!!!!!!!!!!
Marcelo, que se repita el encuentro, como el del sábado pasado, asi puedo delirar y como son varios los presentes no me retan tanto jejejejejeje!! un Abrazo!

Javimetal dijo...

Me quedo reflexionando sobre la primera parte del texto, sobre las personas que nos lamentamos de algo cuando lo perdemos.
Eso también tiene que ver con educación, con la no valoración de lo que poseemos. Algunos individuos siempre quieren más pero terminan dándose cuenta de que eso que lograron se consiguió a costa de perder otra cosa.
Hay muchos factores que intervienen en estos comportamientos de "querer más que antes a lo que perdemos", el aprecio que surge ante la pérdida y saber que ya no vuelve más; el consumismo irracional (me pasa con los libros por ejemplo, quiero compro en cantidad aunque tengo miles por leer y si perdiera uno de esos que no leí me dolería); el estar en contra de todo lo nuevo; la nostalgia; etc.

andres ferreras dijo...

A mi me parece que a veces, lo que se cuestiona en casos como el de plaza Ocampo no pasa por el "qué", sino por el "cómo".
Yo soy de los que dicen que ese lugar, como estadio de fútbol, ya no va más. No voy nunca a la cancha, salvo cuando tengo que laburar. Y es imposible encontrar un lugar desde donde ver bien el partido, además de las incomodidades de todo tipo que tiene.
Lo mismo con el Salón de los Deportes y, próximamente, con el Polideportivo.
A veces llegamos a la conclusión de que algo no sirve, está abandonado, es indeseable, pero creo que es porque el mismo Estado lo tira al abandono para que se vuelva inútil.
Ejemplo: me acuerdo el día que un funcionario de Deportes, en una conferencia de prensa en el despacho de la ex intendenta, dijo cuánto costaba alquilar el Salón de los Deportes. Me convenía hacer ahí el cumpleaños de mi hijo antes que alquilarle a ese funcionario su salón de fiestas infantiles.
La plaza Ocampo, el único lugar en el que puede jugar el único equipo local que tiene una participación importante en el deporte argentino por la categoría en la que se encuentra, es alquilado/prestado a todo el mundo, cualquier día de la semana. Un lunes, feriado, que llovía, pasé y ví que se estaba jugando un partido interprofesional o similar. ¿No podían jugar otro día para evitar arruinar tanto el piso? ¿No daba lo mismo, si era un partido casi entre amigos y sin público, jugarlo en otra de las tantas canchas que tiene Villa María?
Es imposible que se pueda preservar el patrimonio si el mismo Estado lo remata para que se arruine.
Si el túnel Hermanos Secco o la máquina del tren en la placita Mundial 78 eran antros de delincuentes y drogadictos, ¿porqué no se hizo algo para mejorarlos?
Repito: el problema aveces no es el qué, sino el cómo.
Lo que se cuestionaba de la plaza Ocampo no era que se sacara el estadio para hacer uno mejor, sino que se aprovechara el patrimonio de todo para hacer un gran negocio inmobiliario particular.
Sacaron el túnel y enrejaron ese paso. ¿Pero no vieron que la gente sigue eligiendo ese lugar, donde debe saltar una reja para cruar, antes que dar toda la vuelta por el subnivel?
¿Alguien sabe dónde fueron a parar las toneladas de hierro de la maquina del tren? ¿No se la podría haber limpiado, pintado, iluminado, cercado?
No hay que ver las cosas desde la nostalgia, pero tampoco dejarse robar el patrimonio de todos. Se pueden hacer cosas sin destruir lo que fuimos.