martes, 27 de enero de 2009

El Rey Momo vacaciona en Villa Nueva


Si bien el carnaval tiene su origen en las fiestas paganas que se realizaban hace más de 5.000 años en Sumeria y Egipto y en las saturnales del Imperio Romano, que veneraban a Saturno, señor de la cosecha. Este escrito no se quiere remontar a tantos años de historia sino brindarle una especie de reconocimiento a la persona que es algo así como el mayor símbolo de los carnavales de Villa Nueva. La única fiesta de este tipo que hay en varios kilómetros a la redonda desde que la práctica se abandonó en Villa María vaya uno a saber por qué.
En este sentido creo que señalar a la figura de Héctor Tulián como el máximo responsable de la fiesta villanovense y por lo tanto reconocerlo.
Sólo hay que ir alguno de los barrios que participan de los carnavales para darse cuenta de la manera en que los vecinos viven estas festividades. Todos cosen, todos aportan ideas, mientras los jóvenes, adolescentes y niños bailan o ingresan en las batucadas.
Un día cubriendo las prácticas de la comparsa en barrio Los Olmos, me detuve a dialogar con una mujer bastante mayor que había salido a la vereda a ver el paso de los chicos y de la comparsa que armaron Tulián y María de Albertengo. En esa breve charla la mujer se puso a contarme varios detalles de los preparativos del barrio, como si ella hubiera participado de lleno en la comisión organizadora, en medio de la charla se metió el tema de los jóvenes y de los vicios, la mujer me dijo “por suerte los chicos tienen esto, porque así están todo el año preparándose para los carnavales y los sacan a todos de las calles. Así no se meten en la droga o en el robo. Están acá” decía.
Esta charla me resumió en parte al menos, porqué la gente vive de tal manera los carnavales gigantes: porque son un escape de las miserias diarias, porque saben que así los más jóvenes, seguramente algunos integrantes de la propia familia, se van a alejar de las calles y por consiguiente de los vicios y los problemas, lo que además del tinte de celebración pagana les da un agregado social a los festejos.
Lejos está de ser Río y Gualeguaychú, bastante falta para asemejarse a Arias y varios kilómetros lo separan de los que se hace en pueblos de la zona como Pozo del Molle o Ticino, pero igualmente los carnavales gigantes de Villa Nueva ocupan un lugar privilegiado dentro del mapa de las festividades y todo por un grupo de personas que vive para los carnavales y que los siente como una parte muy importante de sus vidas y de la sus barrios.

2 comentarios:

Marcelo J. Silvera dijo...

Como buen hijo de familia uruguaya respiro, suspiro y transpiro el carnaval de una manera especial. Lejos está también el de Villa Nueva de aquellas murgas con canciones sociales, de protesta y denuncia, en realidad tan lejos como lo están todos los carnavales del país, más ligados a los cuerpos esculturales y el brillo que a los padeceres del pueblo. Sin embargo, la magia del carnaval radica precisamente en la participación, es innegable que la vecina orilla ha logrado, a base de perseverancia y conciencia de que la cultura es TODO (ni hablemos de este lado del rio mejor...), conformar un espectáculo que es integrador y que rompe las barreras sociales y políticas, poniendose al servicio de la comunidad y su alegría.
En este sentido, sí señor, hay que reconocerles un gran merito, el de conservar una tradición en estos tiempos de impersonalismos.

Unknown dijo...

Ha sido una decisión muy acertada, la de reconocer en este rincón de debate, la obra de la vecina ciudad... CARNAVALES que le dan a cada uno de los villanovenses un estandarte que los identifica y los enorgullese, por ser una creación que ellos forjan cada día del año... FELICITACIONES para ellos!!
Besos!!

P.D.: el año que viene estreno las plumas fuxias que ya tengo preparadas y no me dejaste usar je je je je je!!